Alguna vez navegando en twitter me detuve en el tuit de un usuario, en pocas palabras manifestó que la lectura varias veces le había salvado la vida, por supuesto no entendía plenamente cómo lo había hecho. Sin embargo, luego de abandonar los libros por dos o tres años vuelvo al papel y la sensación de retomar la lectura es como un ancla a tierra firme, me ha ayudado a recuperar un enfoque que siento había perdido. Como mínimo, he reforzado la capacidad de concentración que sin darme cuenta ha fallado muchas veces. De la lectura sólo tengo buenos recuerdos, el placer de leer es de esas cosas aburridas que siempre debería contar a mis amigos, no porque me haga quedar bien sino porque al enunciarlo es doble placer. Por ello ha vuelto la vieja idea de alimentar un blog , una bitácora hecha con texto escrito, como ya no es costumbre. Vuelvo a la lectura con un libro más que recomendado, un género que da cuenta de los hechos con alta nitidez, transfiere el dolor de la memoria a nues
Hay una palabra que a mi modo de ver representa el territorio y la cotidianidad de los vegachienses, hablo de la palabra "Puente". De madera, de metal y ahora de cemento. Sin embargo, los puentes colgantes de mi pueblo son como un tatuaje en la memoria, para mi son un símbolo del espacio que viví en Vegachí, incluso para la región de Colombia los puentes colgantes fueron sinónimo de progreso en épocas no muy antiguas. Actualmente el occidente de Antioquia protege su puente colgante como un tesoro invaluable para la cultura y la economía de su población. Antiguo puente colgante Barrio Hawai - Vegachí 2008 Yo sólo hago un homenaje muy personal al puente colgante por donde corrí, brinqué y di mis primeros besos de adolescente. #PueblosdeAntioquia